Un poco de historia del Carnaval en Venezuela

     Un poco de historia del Carnaval en  Venezuela

La fiesta del Carnaval data de los tiempos de griegos y romanos, quienes los realizaban como fiestas paganas.

En Venezuela la tradición llegó junto con la conquista y se practicaba la costumbre de jugar con agua y todo tipo de sustancias como huevos, azulillo, etc. Con la llegada del Obispo Diez Madroñero a Caracas, en el siglo XVIII, los carnavales se convirtieron en tres días de rezos, rosarios y procesiones, por considerar el Obispo que eran fiestas pecaminosas.

                

Al arribar el Intendente José Abalos, volvió nuevamente el carnaval a Caracas, aunque de forma más refinada, celebrándose con comparsas, carrozas, arroz y confites.

En muchos pueblos se celebraba el carnaval con agua, huevo y otras sustancias, lo que era  considerablemente violento, frases como “no lo mojen, échenle agua”, se escuchaban  junto a  risas y carreras entre los habitantes durante los días del carnaval y si, era un juego, por supuesto, si las personas lo hacían entre conocidos y familiares, pero en muchas ocasiones, lo hacían con desconocidos y personas a las que no les gustaban esas prácticas, creando molestias y hasta accidentes.

                

Durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, se celebraron elegantes celebraciones. Este presidente se propuso acabar con la constante agresión del carnaval con agua y darle paso, a través de la celebración, a un carnaval con numerosas comparsas y fiestas de disfraces. Durante el mandato de Guzmán Blanco, la fiesta adquirió características diferentes,  se pretendió sustituir la ya arraigada forma de jugar con agua, por confettis (papelillos, serpentinas…)

Así llegó al siglo XX la tradición en Venezuela con carrozas, disfraces, bailes populares y en salones privados. A mediados de los años cincuenta y hasta finales de los sesenta, apareció un nuevo elemento: las famosas «negritas», quienes escondían la identidad en el disfraz para disfrutar sin complejos de la festividad, hoy en día son muy recordadas “las negritas”, pues fueron un elemento muy notorio por su alegría en los carnavales de esos años.

Las Madamas del Callao. Venezuela

Hola amig@s...Busqué imágenes de Madamas para colorear y no encontré, por lo que, intenté dibujar esta, tal como, lo hacía en la escuela a mis muchachos con lápiz y cariño!!...Espero les guste y sea de utilidad.

Primero hay que afirmar que el traje que visten las Madamas no es un disfraz. Es lo primero que aclaran ellas (las Madamas)  y que, saben todos los investigadores culturales que han tenido oportunidad de vivir de cerca los carnavales de El Callao.

El Callao es la capital del municipio El Callao en el estado Bolívar, Venezuela.

La ciudad fue fundada a mediados del siglo XIX por venezolanos, africanos, antillanos, ingleses, españoles, brasileños y franceses que exploraban la zona, de ahí, las varias lenguas (patois) y gastronomías descendientes de estos grupos étnicos.

El Callao y algunas poblaciones vecinas como Guasipati, Tumeremo, El Dorado, Kavanayen y Santa Elena de Uairen son las zonas con más idiomas foráneos en Venezuela, debido a la gran migración de extranjeros que se establecieron para la búsqueda del oro. Los idiomas más fuertes establecidos fueron el inglés, el francés y el portugués, siendo de más baja influencia el holandés.

El Callao es una de las poblaciones más ricas de Venezuela por sus yacimientos de oro. En El Callao se importaba vino, telas, perlas (cristales) para joyería y orfebrería.

El Callao es una de las poblaciones más ricas de Venezuela por sus yacimientos de oro. En El Callao se importaba vino, telas, perlas (cristales) para joyería y orfebrería.

La palabra “Madama” viene del vocablo francés “le madame”, que significa “la señora”. Las madamas son personajes de El Callao que se encargaban de las labores de casa, de difundir las tradiciones culinarias.

Algunas de las madamas más famosas en la historia de El Callao son: Popó Coram, Victoria Torrealba “Mamita”, Lilian Brown, Isidora Agnes, Lourdes Basanta, Cleotilde Billings, Miguelina Conde. Conocida por sus luchas sociales y por ayudar a impulsar los carnavales de El Callao junto a Kenton St Bernard y Lulú Basanta, Isidora Agnes, cariñosamente llamada La Negra Isidora, se convirtió en el símbolo de las fiestas carnestolendas en esta parte del país. Es común oírla nombrar en los calipsos y que en el pueblo se le respete.

Al entrar al pueblo del Callao está la Plaza de las Madamas, en la que se levantan dos efigies hechas en concreto armado por el escultor Aurelio Rodríguez, que recuerdan las figuras de Isidora y Lulú. El lugar es una parada obligatoria para que los turistas se tomen una fotografía.

Hay una lucha grande en la actualidad entre quienes defienden la tradición callaoense para no permitir que tergiversen la figura de las madamas, sobre todo en las proyecciones en escena que realizan algunos grupos de danza.

La madama realiza un baile suave, cadencioso, adecuado al calipso autóctono. Al ser mujeres que emulan a las grandes matronas de la tradición del Caribe como Martinica, Trinidad y St. Lucía, no se justifica que en los montajes los coreógrafos hagan a las madamas hacer maromas de circo ni movimientos vulgares. Al ver esos montajes, tanto representantes de la Fundación de Ferias y Fiestas Isidora Agnes, como Carlos London, o de la Fundación Carlos Small y Cecilio Lazar como McDonald González, los consideran una falta total de respeto a sus ancestros y a sus tradiciones.

Otro gesto que se hace de manera “graciosa” pero que también consideran un agravio es que en escuelas o comparsas, “disfrazan” a las niñas de madamas y les colocan una almohada o relleno detrás para hacer las veces de un gran trasero. Es conocido que las negras callaoenses tienen pronunciadas caderas, “de manera natural”, y no se debe volver al personaje en una representación caricaturesca.

Los días de Carnaval las madamas salen a las calles a bailar y su figura es de gran respeto.

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